Huérfanos de una tragedia de amor y otra pandemia.

Rosario Sorrokieta Llona

Rosario Sorrokieta Llona con su mirada perdida quizá recordando un pasado muy reciente para ella.

La Gripe Española se llevó a mis bisabuelos hace poco más de un siglo en menos de 24 horas, él herido de muerte por la pandemia y ella herida de amor por él.

Mi familia fue trastocada por otra dura pandemia.

Voy a tratar de reescribir un pequeño relato familiar, el relato ya fue entrañablemente escrito por Zulema Carobillano Sorroquieta quien desde sus 11 años se dedicó a mantener una comunicación fluida entre ambos lados del Océano Atlántico y entre los dos hemisferios que nos separan, que no es poco, a través de cartas donde iba detallando vidas y acaecimientos que eran leídas con gran interés y eran respondidas con historias y vidas de otras personas que aún lejos ni los olvidaron, ni los olvidan, ni piensan olvidarlos, trataré de describir sentimientos y cambios trascendentes para una familia vasca después de que la atropellase la Gripe Española, pandemia asesina que asoló España en 1918 y altero la vida a mucha, mucha gente, sin pandemia nada hubiese sido igual a como ha sido.

En aquellos momentos no había globalización, no había problemas ambientales aunque ya comenzaban, no había laboratorios experimentando con bichos peligrosos, ni mercados húmedos pero el virus de la Gripe Española provocó en el mundo en cifras redondas unos cincuenta millones de muertos y desconociendo su origen, que más les daba a los muertos de donde venía, la bautizaron como Española por ser España el país europeo donde dejo más bajas, se estima que unas doscientas mil.

Había un matrimonio humilde, trabajador, luchando para sacar adelante a seis hijos (dos hijas y cuatro hijos) Rosario de 17 años mi Amama (abuela), Dominga de 15 (madre de Zulema), Juan de 10, Marcelo de 8, José Mari de 6 y Emilio de 4.

Él (mi bisabuelo) trabajaba en las minas de hierro donde el trabajo nunca paraba y las condiciones, fuesen las que fuesen, serían muy duras, se llamaba Plácido Sorrokieta, ella (mi bisabuela) se llamaba Ignacia Llona, con seis hijos no tendría suficiente con el día y la noche, sin tantas ayudas que hoy consideramos tan básicas para cuidar a un niño y mantener una casa y eran seis, sin tanto adelanto como hoy disponemos y todavía sacaba tiempo para lavar y planchar los manteles bordados de la iglesia con medios que nada tienen que ver con los actuales, también sus múltiples labores se desarrollarían, seguro, en condiciones que también, fuesen las que fuesen, serían muy duras.

Rosario Sorrokieta Llona

Rosario Sorrokieta Llona el día de su boda.

Mis bisabuelos, Plácido e Ignacia, fallecieron con diferencia de horas, él, de la Gripe Española, ella dicen que de amor, no quiso seguir viviendo y se dejó ir tras él, probablemente su cuerpo se rindió ante fuertes emociones y un futuro incierto.

Mi Amama (abuela) que durante la tragedia tenía ya 17 años, fue consciente de los sucesos que no le gustaba mucho comentar, contaba que cuando murió su padre fue tanto el dolor de su madre que se olvidó de sus hijos cuando más la necesitaban, según cuenta Zulema solo pidió despedirse de los dos menores, dejando cierto dolor en los demás, se dejó ir gritando «Plácido llévame contigo» sumergiéndose en un duelo mortal, tanto debió ser el dolor que mostraba Ignacia por su amor Plácido que tuvieron que sacar su cadáver por una ventana para que ella no lo viese.

¿Fue una muestra de amor extremo? Quizá sí, pero también fue una muestra de cierto egoísmo dejarse ir tras su amante esposo sin luchar por sus seis hijos que en aquel momento más la necesitaban. No se pueden juzgar ya en estos momentos aquellos actos, la pandemia pasó sin perdón, cobrándose sus víctimas.

Los indefensos huérfanos tardarían en asumir una situación tan traumática, pasar de estar bajo la protección de unos padres dedicados a cuidarles, a enfrentar su ausencia, fue en ese momento cuando adquirió importancia la familia fueron sus tíos Julián y Josefa quienes asumieron la responsabilidad de protegerles, criarles devolverles una vida que habían visto perdida, los tíos en base a sus conocimientos y experiencias decidieron buscar otros futuros en Argentina acabando por razones prácticas en Uruguay donde cinco de los seis huérfanos pudieron rehacer su vida y mi Amama (abuela) incapaz de vencer su miedo a viajar se quedó con otros familiares, siempre dolida por la separación de sus amados hermanos a los que jamás olvidó, y creo personalmente, que en sus más íntimos momentos no dejaba de jugar y divertirse con ellos en aquella Sopuerta (Bizkaia) a la que nunca quiso volver, también creo, que para no desvirtuar sus recuerdos bonitos incorporando otros nuevos donde sus padres y hermanos ya no estaban.

Julián hermano de Plácido Sorrokieta, de quién seguro heredé un nombre que me enorgullece y su esposa Josefa junto con cinco de sus seis sobrinos huérfanos, la mayor Rosario mi Amama (abuela) no tuvo valor para enfrentar al mar, único medio para realizar el viaje. Llegaron en el vapor ‘Buenos Aires’ después de una travesía que duró casi un mes a la Argentina y después dirigieron sus destinos a la ciudad de Montevideo, donde tenían el apoyo de otras familias vascas, corría el año 1919, hace ya poco más de un siglo.

Seguro que hoy hay más de una historia repitiendo otra historia triste.

Julián Sorrokieta y Josefa

Julián Sorrokieta y Josefa de quien lamento no conocer el apellido.

Siempre he vivido en mi familia más cercana una sensación de unión astral con los tíos de Montevideo, desde niño mi Amama (abuela) Rosario Sorrokieta Llona nos contaba muchos sucesos de los que muchos se me han ido olvidando y mi Aita (padre) Ramiro Mezo Sorrokieta nos contaba historias escuchadas a su Ama (madre), de las que muchas también se me han ido olvidando, sobre los tíos y primos del Uruguay, tampoco serían tantas las historias pues siempre hacían referencia a los pocos años que estuvieron juntos mi Amama (abuela) y sus hermanos, pero para mi entonces niño aquellos cuentos de una familia lejana en un lugar con nombre de sonido exótico me hizo soñar con excitantes aventuras que probablemente son las que he olvidado.

Sorrokieta Llona - Tíos del Uruguay

Hermanos Sorrokieta Llona, para mi siempre fueron y serán los tíos del Uruguay.

Hemos vivido rodeados de esa familia invisible pero muy presente con un nexo de unión débil pero que supo mantener su fortaleza por medio de unas cartas que nos unían, escritas desde su niñez de 11 años por Zulema compartiendo los deseos de reencuentro de su Madre Dominga con su hermana Rosario que se quedó en el País Vasco, Rosario no fue nunca al Uruguay porque temía naufragar como dijo después el charlestón más famoso y se separó de sus cinco hermanos más jóvenes pero nunca nunca los borró de su memoria ni de sus sentimientos más íntimos y creo que los últimos años de su vida con algunos descosidos en su cabecita ya pasaba más tiempo con ellos que con nosotros, es una impresión mía, yo conservo su recuerdo con mucho cariño, aunque no convivía con ella los acontecimientos que rodean su muerte dejaron una marca en mi, dicen que su madre murió de pena al día siguiente del fallecimiento de su marido, ella murió de emoción, parece difícil pero durante la ceremonia de mi boda, emocionada, sufrió un ataque del que no pudo recuperarse.

Mezo Sorrokieta

Rosario Sorrokieta Llona el día de su boda con Ramiro Mezo Bastida, mis Aitites (abuelos)

Vuelta a la casa de unos abuelos perdidos en los territorios de la Gripe Española.

Hace unos años, la niña que con 11 años que recibió el encargo y asumió la responsabilidad de mantener vivo un nexo de unión familiar, adulta ya y con su familia personal consiguió volver y encontrar la casa humilde en Sopuerta (Bizkaia) que acogió a nuestros abuelos amantes y a toda su descendencia, mi Amama (abuela) nunca quiso volver ni acercarse para no reencontrarse con los tristes recuerdos que la casa de su niñez contenía, yo mismo cuando empecé a conducir alguna vez le sugerí pasar a visitar el lugar donde nació pero simplemente ignorando la pregunta evitaba responderla. Después de tantos años transcurridos la casa seguía en pie abandonada, con la ventana por donde sacarón el cuerpo de mi Bisabuelo Plácido para evitar que lo viese su esposa, mi Bisabuela Ignacia, sellada, toda la casa estaba sellada, sin resquicios, quizá para no dejar escapar los recuerdos tristes que mi Amama (abuela) evitaba, quizá presintiendo que nadie volvería de nuevo a habitarla.

Casa Bisabuelos Sopuerta Plácido Sorrokieta Ignacia Llona

Casa donde vivieron y sufrieron los efectos de la Gripe Española mis bisabuelos y sus hijos, mi abuela y mis tío abuelos.

Lamento la pronta muerte de mis bisabuelos, hace un siglo, prácticamente a la vez durante una pandemia, lamento la situación en la que quedaron sus hijos, entre ellos la de mi Amama (abuela) que tuvo que sobrellevar la perdida de sus padres y la separación de sus cinco hermanos por sus temores, pero también agradezco los valores de trabajo y lucha que inocularon en mi sangre y que junto a otras sangres luchadoras y trabajadoras me forman como persona.

Como anécdota, yo con mis circunstancias viajé mucho durante mucho tiempo por mucho mundo, recuerdo que uno de los encargos que recibí con 20 años cuando salí de casa por primera vez fue el de visitar a los tíos y familia de Montevideo si me acercaba por allí y mi Ama (madre) entre mis documentos introdujo un sobre con el remite de la prima Zulema que infatigable nos informaba como iba transcurriendo la vida de aquellos que se fueron de niños, entonces ya adultos, a quienes la pandemia alejo tanto de su lugar de nacimiento, durante décadas aquel sobre con un remite de la ciudad de Montevideo viajó conmigo, entre mis documentos, pero el destino no me concedió ocasión de conocer a aquella familia tan presente en nuestra vida a través de la memoria de una niña separada de sus hermanos por su temor a viajar que fue mi Amama (abuela) Rosario.

Mezo Sorrokieta

Mis Aitites (abuelos) con tres de sus cuatro hijos, María Luisa, Ramiro mi Aita (padre), Paco y falta en la foto Juan Mari quien todavía no había nacido.

El mundo no se para, la vida sigue, el día a día nos separa, el tiempo nos persigue y vamos creando cada uno familias propias, nacen nuevos nexos sentimentales con otros grupos familiares, nos vamos entrelazando a nuevas personas que van entrando en nuestras vidas mientras nos vamos alejando de otras que ya estaban, poco a poco, lentamente, pero siempre queda la sangre que nos recuerda a cada latido que hay otros que a pesar de su lejanía llevan algunos genes iguales a nuestros genes y son familia.

Rosario Sorrokieta Llona

Rosario Sorrokieta Llona cuando empiezo a conocerla.

Sin pandemia quizá yo no hubiese existido como soy o quizá si pero sería distinto y sin el azote de aquella Gripe Española también nos hubiéramos ido separando pero más unidos.

Está pandemia la COVID19 dejará tras de sí vidas transformadas, con su destino torcido hacia otras direcciones, quien sabe hacia donde se dirigirán pero es seguro que lo harán marcadas con una huella imborrable incluso para el tiempo.

Un abrazo fuerte fuerte para aquellos descendientes de Plácido Sorrokieta e Ignacia Llona que lleguen a leer estas pocas letras de su historia y la mía, otro para aquellos que no las lean, aunque nunca conocerán la existencia de este abrazo se lo mando igual y un abrazo de apoyo con la misma fuerza a todos los que están sufriendo bajas durante estos tiempos de un coronavirus asesino.

Rosario Sorrokieta Llona

Rosario Sorrokieta Llona como yo realmente la recuerdo.

Esta es una historia más de Amores y Pandemias pero esta historia es parte de la mía.

¡¡¡ Afortunado quien descubre su camino y puede seguirlo!!!

Abrazos desde el otro lado

¡¡¡ Lucky who discovers the way and can follow it !!!

Hugs from the other side

#delencuentro #dlencuentro #poderespiritual #spiritualpower #flowersfragrance #aromaaflores #meditación #meditation #reflexion #coronavirus #COVID19

Las imágenes son del archivo familiar y los textos son del #desgranante #dlencuentro

The images are from family files and the texts are created by the #desgranante #dlencuentro

Yo5

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11 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Un relato agridulce que tantas enseñanzas nos deja. Gracias por compartirlo .

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    1. Desgranante dice:

      Gracias a ti por comentarlo, realmente es una historia agridulce y un siglo no lo borra todo.

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    2. Carmen Romeo Pemán dice:

      Un relato estremecedor. Una familia rota por la Gran Gripe. Este es un modelo de lo que, mutatis mutando, les espera a muchas familias.
      En este momento tú historia adquiere un valor testimonial. Has sido muy valiente contando estás intimidades familiares. Pero pueden ser de mucha ayuda para otros.
      Me has emocionado. Me has dejado con los pelos de punta.
      un abrazo y gracias por compartir tu historia familiar.

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      1. Desgranante dice:

        Gracias Carmen Romeo Pemán por tu análisis que considero importante por tu capacidad para escribir emotivos y entrañables relatos sobre tu pueblo y sus historias.
        Realmente pensé que este era el momento de escribir lo por el paralelismo con muchas situaciones dramáticas que se están viviendo hoy.
        No sé si servirá de ayuda o consuelo a alguna familia rota en estos momentos pero pienso que sí servirá como ejemplo de continuidad temporal donde la tragedia ha dejado un hilo de unión secular con esta rama familiar que no existe con la misma intensidad emocional con las otras ramas más cercanas.
        A mí me ha servido para recuperar algunos contactos familiares desconocidos descendientes de aquellos tíos del Uruguay nunca olvidados pasado un siglo.
        Que tengas un gran día y mucha salud para seguir emocionándonos con tus relatos.
        Abrazos desde el otro lado.

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  2. Estrella RF dice:

    Una historia dramática y muy interesante. Dos hermanos de mi abuela también emigraron en el 1919 a América, en concreto a Mexico. Uno de ellos, una vez jubilado, viajó varias veces a España para ver a la familia. El otro nunca volvió. Sí, las familias se van desperdigando y perdiendo contacto, pasa a menudo.
    Un abrazo.

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    1. Desgranante dice:

      Efectivamente amiga Estrella, la cifra de muertos teniendo en cuenta la población del momento fue muy grande por eso la bautizaron como española y me imagino que el daño económico también sería terrible lo que les obligó a emigrar.
      Esperemos que después de esto, la reconstrucción sea buena y nuestra vida sea similar a lo que era.
      Abrazos desde el otro lado.

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  3. Elia dice:

    ¡Que Historia! Al parecer ha pasada más de un siglo y las cosas no han cambiado mucho, tu relato triste y al mismo tiempo poetico me ha gustado mucho, me encanta la historia, y le has agregado mucho valor con las fotografias.
    Un abrazo 🤗

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    1. Desgranante dice:

      Gracias, tu comentario enriquece mi relato, el otro día desperté con la obligación de escribir está pequeña historia que ha sobrevivido poco más que un siglo en mi familia y quise darle más futuro dejándola escrita, ya había sido escrita por otra familiar a quien cito pero quise añadirle ese toque en prosa poética.
      Que despierte sentimientos es la misión que me propongo en cada publicación y cuando recibo comentarios como el tuyo me ratifico en mi misión.
      Triste es que hoy se vuelvan a repetir escenas similares alrededor del mundo, vivir tiene estos tributos que todos de una forma u otra vamos pagando.
      Abrazos desde el otro lado.

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      1. Elia dice:

        Un abrazo y gracias por compartir tu historia. 🤗

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  4. pelayosorroquieta@gmail.com dice:

    Hola Muchas gracias por este hermoso relato, por sentirme en cierta manera parte de él. Vivo en Galicia desde hace 16 años. Y las veces que voy al País Vasco lo siento un poquito mío y me parece una tierra hermosa. Igual le debo y le tengo ganas de recorrerlo y visitar Sopuerta. Me llamo Lucía Pelayo Sorroquieta, hija de Grisel y tengo la fortuna de ser la nieta de Emilio, uno de los hijos que esta historia. Gracias!

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    1. Desgranante dice:

      Buenas tardes Lucia, gracias por apreciar mi relato al que yo solo he dado forma escrita, es un relato que nos pertenece a todos y en el que trato de reflejar esa unión que denomino astral que a nosotros nos inculcó nuestra Amama Rosario y después de un siglo con pequeñas llamas sigue viva.
      Cuando pases por el País Vasco pasa a saludarnos, estaremos encantados de recibirte.
      Yo nunca he estado en Sopuerta, mi Amama nunca quiso volver.
      Si me buscas en Google, aparezco como Desgranante por mi blog de poesía.
      Un placer contactar contigo.
      Abrazos desde el otro lado.

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